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Hoy en día, la mayoría de personas lleva un ritmo de vida tan acelerado que en ocasiones es muy difícil dedicar el tiempo necesario a la práctica de algún deporte. Además de la falta de tiempo, existen diferentes intereses que debemos tener en cuenta a la hora de comenzar a hacer ejercicio. Por ejemplo, hay que tener en cuenta si lo que se desea es ponerse en forma rápidamente, adelgazar, incrementar la masa muscular…
Por ello, como hay tantas necesidades como personas, el entrenamiento personalizado se encarga de ofrecer soluciones adaptadas a lo que cada uno necesita. Para poder comenzar el entrenamiento personal, el profesional del fitness deberá estudiar todas las características personales del cliente: condición física, espacio y tiempo disponibles y objetivos a medio y largo plazo.
A partir de este estudio, el profesional podrá diseñar el entrenamiento personalizado, que además de satisfacer los deseos del cliente, tiene otra serie de ventajas.
Una de las principales razones por las que las personas que se apuntan al gimnasio acaban dejándolo es la falta de fuerza de voluntad para realizar deporte frecuentemente. Esta situación afecta sobre todo a los principiantes, a los que más se recomienda el asesoramiento de un entrenador personal.
Entre las ventajas más destacadas del entrenamiento personal se encuentra el logro de una mayor motivación, gracias al apoyo del entrenador, quien impulsa al cliente a seguir su programa de entrenamiento de manera consistente y constante.
Además, el cliente que contrata a un entrenador personal conseguirá aprovechar de forma mas eficaz el tiempo que invierta en realizar ejercicio así como mejorar su técnica para realizar los entrenamientos. De esta forma, la persona conseguirá superar sus dificultades y será capaz de diseñar sus propios programas para entrenar por su cuenta sin necesidad de un entrenador en un futuro.
Por otra parte, el profesional supervisará la postura y la ejecución de los ejercicios del cliente, lo que facilita que se comprenda la manera adecuada de realizarlos e impedir así futuras lesiones.
Está demostrado que el entrenamiento personal es una opción deportiva más eficaz con respecto al entrenamiento por libre. Estudios como «La efectividad del entrenamiento personal en el cambio de actitud hacia la actividad física» lo avalan. La clave de la eficacia del entrenamiento personal se encuentra en que el plan de ejercicios está adaptado a las condiciones y objetivos de cada deportista.
La historia del entrenamiento personal se remonta a los años 30 cuando el culturismo comienza a establecerse como deporte de competición en Estados Unidos. Tras la proliferación de lo que se considera el precursor del concepto moderno de gimnasio, comienza a surgir una demandar de entrenadores personales.
En los años 80 comienza a extenderse la práctica habitual de la actividad física y es a partir de los 90, cuando importantes asociaciones comienzan a ofrecer certificaciones y programas de formación para entrenadores personales.